La eutrofización es un fenómeno de creciente preocupación en lo que respecta a la calidad del agua. Ocurre cuando las masas de agua, como lagos y ríos, reciben un aporte excesivo de nutrientes, principalmente nitrógeno y fósforo, provenientes de fuentes como fertilizantes, residuos agrícolas y contaminación atmosférica. Este incremento de nutrientes puede provocar problemas como el agotamiento del oxígeno (hipoxia) y la proliferación de algas nocivas, incluyendo cianobacterias que producen toxinas (proliferación de algas nocivas). Ambos problemas tienen un impacto negativo en los ecosistemas acuáticos y en la calidad del agua, con graves consecuencias para los organismos que dependen de estos cuerpos de agua. En este artículo haremos un recorrido por la comprensión y evaluación de los niveles de eutrofización y su desarrollo en la actualidad, así como las causas y efectos asociados a este fenómeno en su lago o masa de agua.
Causas y aceleradores de la eutrofización
Antes de adentrarnos en los métodos de medición, comprendamos primero qué conduce a la eutrofización. Actividades humanas como la agricultura intensiva, los cultivos, la ganadería, los procesos industriales y el crecimiento demográfico han aumentado considerablemente el flujo de nitrógeno y fósforo, así como de fosfatos y otros nutrientes, en nuestro medio ambiente. Estos nutrientes adicionales actúan como combustible para el crecimiento de algas y plantas acuáticas, preparando el terreno para el proceso de eutrofización mediante el enriquecimiento de las masas de agua.
Medir la eutrofización no es tarea sencilla, dada la intrincada red de interacciones dentro de los ecosistemas acuáticos y la situación particular de cada cuerpo de agua, como lagos y embalses. Sin embargo, varios indicadores nos ayudan a medir el alcance de la misma:
Indicadores clave para medir la eutrofización
Niveles de nutrientes: Nutrientes como el fósforo total (P), el ortofosfato, el nitrógeno total (N) y el nitrato (NO3-) son los principales elementos que medimos. Los niveles elevados de estos nutrientes, provenientes de fuentes como desechos agrícolas, excrementos y detergentes, crean condiciones favorables para la proliferación de algas, alterando el equilibrio del ecosistema y afectando la calidad del agua.
Oxígeno disuelto: El oxígeno es vida para las criaturas acuáticas, y las aguas eutróficas son conocidas por sus niveles fluctuantes de oxígeno disuelto. La razón es muy sencilla: las algas consumen oxígeno. Cuando las poblaciones de algas aumentan, pueden agotar los niveles de oxígeno, lo que supone una grave amenaza para los peces, animales y otros organismos acuáticos.
Concentración de clorofila-a: La concentración de clorofila-a (Chl a) sirve como indicador del contenido de algas en el agua. Las algas, al igual que las plantas terrestres, dependen de la luz solar y el oxígeno para crecer, y la clorofila-a desempeña un papel fundamental como pigmento fotosintético.
Calidad biológica del agua: Este parámetro evalúa la calidad del agua basándose en la presencia y abundancia de especies acuáticas, con especial atención a los peces. Las poblaciones de peces son indicadores fiables de la salud del medio ambiente, dada su vida relativamente larga y su sensibilidad a los cambios en el ecosistema.
Ingredientes clave de la eutrofización
Ahora imaginemos que nuestro lago es una gran cocina y que estamos intentando averiguar qué se cuece en ella. Aquí hay un par de ingredientes clave relacionados con el exceso de nutrientes que llegan al ecosistema acuático:
Concentración de fósforo total: El fósforo es como la salsa secreta de las algas y las plantas submarinas. En algunos lagos, el fósforo es bastante escaso, y estos lagos se denominan oligotróficos. Son conocidos por sus aguas cristalinas y puede que no tengan muchos peces, pero los que tienen suelen ser grandes y especiales. El origen del fósforo puede estar en vertidos fosfatados y en la materia orgánica que llega desde la tierra circundante.
Medición de los niveles de nitrógeno: El nitrógeno es como el segundo cocinero, que ayuda a crecer a las algas y las plantas. Procede de diversas fuentes, como la lluvia, las granjas, las plantas de tratamiento de aguas residuales e incluso el abono de nuestros céspedes. El uso de fertilizantes nitrogenados contribuye al incremento de este nutriente en las masas de agua, facilitando la proliferación de microorganismos.
Estados tróficos y equilibrio ecológico
Estado trófico de los lagos frente a los niveles de nitrato-nitrógeno: Piensa en el estado trófico como en la receta de nuestro lago. Está determinado sobre todo por los niveles de fósforo total y clorofila-a. Pero no olvides el papel del nitrógeno nítrico, que puede influir en la dinámica de tu masa de agua. El estado trófico puede desglosarse en estos términos:
- Oligotrófico (< 0.3 mg/l NO3-N): Los lagos oligotróficos son como los bosques vírgenes del mundo acuático. Tienen bajos niveles de nutrientes, aguas claras y un crecimiento mínimo de malas hierbas o algas. Aunque no sean los más ricos en peces, suelen tener un ecosistema único y próspero.
- Mesotrófico (0.3 – 0.5 mg/l NO3-N): Estos lagos son los intermedios, con niveles moderados de nutrientes. No son tan claros como los lagos oligotróficos, pero encuentran un equilibrio entre la calidad del agua y el mantenimiento de diversas formas de vida acuática.
- Eutrófico (0.5 – 1.5 mg/l NO3-N): Los lagos eutróficos son como los animados estanques del vecindario. Tienen niveles más altos de nutrientes y son propensos al crecimiento de malas hierbas y a frecuentes concentraciones de algas. Suelen estar llenos de peces, pero ten cuidado con las bajadas de oxígeno en las zonas menos profundas.
Hipereutrofia y control del equilibrio ecológico
- Hipereutrófico (> 1.5 mg/l NO3-N): Los lagos hipereutróficos son el centro de la fiesta de las masas de agua. Están repletos de nutrientes, lo que provoca un crecimiento excesivo de malas hierbas y una proliferación interminable de algas. El agotamiento del oxígeno es un problema importante en estos lagos, lo que puede acarrear problemas para la vida acuática.
Recuerde que los niveles de nitrato-nitrógeno pueden variar mucho de un lago a otro, dependiendo de sus fuentes de nutrientes y de las condiciones locales. Vigilar tanto los niveles de nitrógeno como de fósforo es la clave para mantener la calidad del agua.
Conocer y medir los niveles de eutrofización de nuestros lagos o masas de agua es esencial para su salud a largo plazo. Si observamos los niveles de nutrientes, el oxígeno disuelto, las concentraciones de clorofila-a y las criaturas que viven en el agua, podremos hacernos una idea de lo que está ocurriendo en nuestro ecosistema acuático y así buscar soluciones adecuadas para prevenir el impacto negativo de este fenómeno.