Satélite revela que los lagos del mundo se enfrentan a un futuro de mucha sequía

Los grandes lagos del mundo, bóvedas de agua dulce que sustentan la vida, están desapareciendo a un ritmo alarmante, según revela un estudio pionero dirigido por Yao et al. Esta inmersión científica revela una verdad incómoda: en las últimas tres décadas, el volumen de más de la mitad de los lagos naturales y embalses artificiales del mundo ha disminuido de forma significativa.

Las tendencias de la sequía

Utilizando observaciones por satélite, datos climáticos y complejos modelos hidrológicos, los investigadores analizaron meticulosamente 1.972 de los mayores lagos del mundo. Su revolucionario estudio revela que un asombroso 53% de estas masas de agua han sufrido una considerable reducción de su almacenamiento entre 1992 y 2020. Este agotamiento crítico, que afecta a casi una cuarta parte de la población mundial, se observa en cuencas de lagos que se están secando.

Esta tendencia decreciente está alimentada por un potente cóctel de factores inducidos por el clima y por el hombre. Los lagos naturales sufren sobre todo el calentamiento del clima, que eleva la demanda de evaporación, y el consumo humano de agua. Por su parte, los embalses sufren importantes pérdidas de agua debido a la sedimentación.

Más del 80% del declive tiene su origen en las 26 mayores pérdidas de agua. El Mar Caspio, el titán de las aguas continentales, es responsable por sí solo del 49% de la disminución total y de un asombroso 71% de la reducción neta del volumen de los lagos naturales.

 

Fuente: Science – Los satélites revelan una disminución generalizada del almacenamiento de agua en los lagos del mundo

El menor crecimiento

Ciertas regiones, como la Meseta Tibetana, experimentan una intrigante paradoja del cambio climático: el aumento del almacenamiento lacustre, alimentado por el retroceso de los glaciares y el deshielo del permafrost. Las zonas en las que se prevé un aumento de las precipitaciones debido al calentamiento global, como la cuenca alta del río Misisipi, también podrían albergar posibles embalses.

Sin embargo, utilizando datos de satélites a más largo plazo, el estudio desmiente el mito de la expansión global de los lagos. Arroja luz sobre una verdad inquietante, a saber, que en las últimas tres décadas se ha producido una disminución del almacenamiento de agua lacustre (LWS) en los trópicos húmedos hasta las latitudes altas. Estos datos ponen de relieve lo esencial que es realizar un seguimiento a largo plazo para poder prever con precisión las tendencias.

2 billones de personas en peligro

La crisis de nuestros lagos no es sólo medioambiental, sino también humana. En 2023, la impresionante cifra de 2.000 millones de personas -una cuarta parte de los habitantes del planeta- vivirán en cuencas que sufrirán importantes pérdidas de agua. Estos lagos y embalses, salvavidas de las poblaciones locales, están sufriendo las consecuencias.

El estudio relaciona una pérdida neta significativa del volumen natural de los lagos (56 ± 9%) con las actividades humanas, el aumento de las temperaturas y el incremento de la evapotranspiración potencial (ETP). Revitalizar estos lagos resecos exige importantes esfuerzos de gestión. La recuperación triunfal del lago Sevan en Armenia, tras la aplicación de sólidas leyes de protección del agua, constituye un faro de esperanza.

El futuro del agua dulce

Las consecuencias de este estudio van más allá del ámbito académico. Pone de manifiesto la necesidad crítica de estrategias innovadoras de gestión del agua, así como de una mayor comprensión de los efectos del cambio climático y los problemas de sedimentación. Como guardianes de nuestro planeta, es nuestra responsabilidad poner fin a estas tendencias perjudiciales y garantizar la sostenibilidad a largo plazo de nuestros preciados recursos de agua dulce.